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  • Foto del escritorManija

La Rabia, crónica de una obra que muerde


Noche de martes en la ciudad, hace calor pero la brisa deja respirar un poco la calle porteña. Entro, el Espacio Callejón tiene el nombre bien puesto, todo en el lugar pareciese seguir en pasillo infinito. La gente espera tranquila en el barcito del teatro para entrar a la sala, ignorando completamente que en pocos minutos la calidez de las lámparas de tul violeta y los espejos se verá corrompida por sangre y escupitajos. Dan sala. Una luz moribunda indica que las butacas existen y nos están esperando, de camino hacia allí piso un charco y una lata, pienso en las malas condiciones del teatro pero me equivoco, todo es parte de la ambientación. Una vez ubicado el inocente público, empieza la obra.

Un grupo de misioneros católicos llega para instalarse a una casa semi destruida habitada por Coleta, una mujer desagradable que babea un hecho que dará paso al terror. Manchi, su perro, “se ha vuelto malo”, el publico comprende rápidamente lo que los personajes no, la rabia muerde las entrañas de aquella ama y señora de las palabras transgiversadas y el vino en caja.

Entre luces y sombras que por momentos muestran la estatuilla de la virgen y en otros los besos y pecados de los enviados del Señor, se va desarrollando una trama atrapante donde el público va quedando cada vez más en la punta de la silla. Lo inesperado entra y sale de escena en un juego de tensiones que crea una atmosfera apta para que la rabia sea interpretada por cada espectador como le plazca, pero hay algo que es seguro para todos, la rabia es contagiosa.

Con una buena musicalización y una evidente búsqueda y trabajo en la articulación del terror y la comedia, la obra toma un ritmo fluido donde se va perdiendo la noción de si uno se ríe de gracia o de puro nerviosismo. Algo para elogiar son los momentos donde los personajes hacen un parate en la acción y el tiempo es el de un hilo de baba que cae o el de una pelea que se avecina.

La Rabia contó con dos años de investigación y realizó funciones en espacios no convencionales durante 2016 y 2017, hoy llevando lo encontrado en un Centro de Scouts de Vicente López y una casa abandonada de Palermo, invita a vivir una experiencia nueva en una sala de teatro común y corriente. Sin salirse de las claves del terror clásico la obra propone, con grandes actuaciones capaces de generar incomodidad o empatía entre la gente, recovecos escénicos poco vistos incluso para los amantes del teatro.

Escena final y apagón. Con las tripas revueltas, pero aun sonrientes la gente aplaude y sale del teatro. Afuera el resto del mundo sigue girando tras semáforos y sellos de goma. Los artistas y el público se mezclan con los transeúntes y parten con rumbo incierto, lo disimulan, pero todos los que compartimos sala lo sabemos, llevamos dentro un germen macabro que babea sobre la realidad y nos muestra que todos, incluso los que no han pisado el teatro, llevan consigo las ganas de morder. De cierta manera, todos estamos rabiosos.



Link para conseguir entradas: http://www.alternativateatral.com/obra42975-la-rabia-investigacion-del-espacio


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